Tenemos riesgos

 

 

Optar por un modelo de atención centrada en la persona es asumir, y por tanto llevar a cabo, una forma determinada de relación con las personas mayores. Permitiendo y apoyando que éstas tomen sus decisiones en la vida cotidiana, respetando sus preferencias, su identidad y su modo de vida. Siendo conscientes de que la organización y los profesionales estamos para apoyar y generar la mayor autonomía posible en las personas usuarias. Siendo capaces de generar un ambiente protector, respetuoso y delicado, porque así lo requiere la especial vulnerabilidad que tienen las personas con quienes trabajamos.

 

Esto no siempre resulta fácil. En España tenemos todavía un largo camino por recorrer. Partimos de unos centros y servicios todavía hoy diseñados desde objetivos que buscan la eficiencia organizativa pero escasamente orientados hacia las personas.

 

En este momento de inicial desarrollo de la Atención Centrada en la Persona, hemos de evitar algunos riesgos que pueden surgir en la puesta en marcha de estos modelos.

 

 

a) Simplificar lo que es y supone la Atención Centrada en la Persona y los modelos que la desarrollan.

 

Hemos de evitar quedarnos en modificaciones no sustanciales, no entender que cuando partimos de modelos muy orientados a los servicios hemos de enfrentar cambios de "gran calado". No se trata de incorporar unas cuantas recomendaciones que nos hagan "estar a la moda".

 

Y también estar alerta ante la respuesta "eso ya lo hacemos" que en ocasiones surge sin haber chequeado antes, a fondo, nuestras intervenciones cotidianas desde criterios que definan y concreten en la atención este enfoque.

 

 

b) Alejar o disociar este enfoque de atención de la evidencia científica

 

Los modelos orientados desde la Atención Centrada en la Persona han de integrar las prácticas basadas en la evidencia que señalan efectos positivos para las personas mayores (tanto relacionados con la protección como con el beneficio terapéutico), con el respeto a sus valores, preferencias y bienestar subjetivo. Hemos de evitar su disociación, son cuestiones que deben ser contempladas a la par.

 

En los casos donde se produzca un conflicto de valores (por ejemplo, cuando la persona desea algo que la buena praxis profesional señala como perjudicial), la deliberación ética se hace necesaria para tomar, siempre de una forma individualizada, decisiones basadas en la prudencia.

 

 

c) Creer que la Atención Centrada en la Persona propone una atención desprofesionalizada.

 

Realmente supone un importante riesgo pensar que estos modelos no requieren cualificación por parte de los profesionales. LLegar a creer que con ser amables, afectuosos, o simplemente, con hablar y preguntar algo más a las personas ya es suficiente...

 

Como se acaba de señalar las prácticas basadas en la evidencia científica son fundamentales, también desde este enfoque, en la calidad de la atención. Los profesionales deben estar debidamente cualificados y los procedimientos de atención sistematizados y bien fundamentados.

 

Los modelos de atención centrada en la persona no están pensados para ahorrar costes o reducir recursos humanos ya que los profesionales, los equipos técnicos, siguen siendo muy importantes. Además, para reforzar o ampliar algunas competencias, será necesaria una mayor formación.

 


d) Pecar de exceso de confianza

 

Dada nuestra cercanía y relación de confianza podemos llegar a creer o estar convencidos que no hace falta preguntar a las personas, porque "las conocemos muy bien... que ya sabemos lo que quieren... que siempre hacemos las cosas según sus gustos y que no vamos a estar preguntándoles siempre... ".

 

La atención centrada en la persona es una forma de entender la relación asistencial desde el empoderamiento del otro. Hemos de saber que aunque la persona nos confirme lo que ya sabemos, cuando le preguntamos o le damos a elegir algo, no solo le damos la oportunidad de decidir (confirmando su elección habitual o quizás cambiándola) sino que además le otorgamos el estatus de ser quien decide, quien dicta cómo quiere que su vida sea en ese momento concreto… Ello forja una forma de relación más horizontal y desarrolla el sentido de autoeficia en las personas.

 

 

e) La falta de autenticidad

 

La Atención Centrada en la Persona conlleva una forma de entender las relaciones interpersonales desde el apoyo a la autonomía de las personas. Ello implica generar cambios sustanciales, tanto en la forma de entender la relación profesional como en el planteamiento organizativo. Por ello, si de verdad no lo creemos es preferible ofrecer la atención desde otras propuestas.

 

 

f) Caer en la inhibición profesional

 

Permitir y apoyar que las personas mayores tomen sus propias decisiones no significa que los profesionales carezcamos de papel ni mucho menos de responsabilidad en la atención.

 

En primer lugar, porque hemos de entender que el empoderamiento de las personas para decidir cómo quiere que sea su día a día , es un proceso que los profesionales debemos apoyar, secuenciar y alimentar desde la escucha y la cercanía. Algunas personas mayores han podido llegar a perder el hábito de tomar decisiones y, entonces es cuando deberemos intentar que, dentro de sus capacidades, puedan retomar (al menos parcialmente) este control, ya que sabemos que esto es beneficioso para ellas.

 

En segundo lugar, porque no todas las decisiones están al alcance de las personas usuarias ni es posible respetar todas sus decisiones o preferencias. La autonomía tiene límites y los profesionales debemos conocer cuáles son y cómo actuar desde la buena praxis cuando hemos de restringirla (como por ejemplo cuando las decisiones de la persona suponen un claro daño para la persona o suponen un perjuicio para otros).

 

 


g) Llevar a cabo propuestas de cambio no planificadas

 

Hemos de tener cuidado con la improvisación. Hemos de evitar quedarnos en la fase de "ilusión colectiva" inicial cuando se consiguen dar los primeros pasos. Debemos tener estrategias para prevenir que se agote el entusiasmo que acompaña los primeros logros y contar con estrategias que faciliten la continuidad.

 

Es fundamental planificar los cambios y articular estrategias para seguir avanzando, manteniendo y consolidando los logros.

 


h) Realizar una inadecuada gestión del cambio

 

Una comunicación insuficiente o poco efectiva, la falta de formación y apoyo a los profesionales, la ausencia de liderazgo o una escasa participación de los agentes pueden suponer importantes dificultades.

 

 

 

Se permite reproducir y utilizar estos contenidos siempre que se realice la correspondiente citación de la autoría (Teresa Martínez, 2013. En: www.acpgerontologia.com).

 

Para contactar

 

© Todos los derechos reservados.